Día 2. París monumental.

Día 2. París monumental.Día 2. París monumental. El segundo día en París iba a ser mortal de necesidad. Habíamos pensado ver muchas cosas y hacerlo caminando, sin usar el transporte público. Debo confesar que casi lo conseguimos. Sin embargo, llegado cierto punto no nos quedó más remedio que desplazarnos en metro. Así pues, después de desayunar en el hotel, nos dispusimos a comenzar nuestra larga caminata por las calles parisinas.

El primer objetivo de la ruta era llegar hasta el Museo del Louvre. Sabíamos que entre Pigalle y el museo había varias cosas interesantes que ver. Lo primero con lo que nos encontramos, aunque con un poco de fortuna, fue la Trinite d’Estienne d’Orves. Es una parroquia de impresionante aspecto situada a escasos 10 minutos andando de nuestro hotel. Un poco más hacia el sur encontramos uno de nuestros primeros objetivos: la Ópera de París. Aunque no íbamos a presenciar ninguna representación y tampoco íbamos a hacer el tour interno, queríamos ver uno de los edificios más espléndidos que pueblan la capital de Francia.

Dimos una vuelta a la manzana donde se encontraba el edificio. Nos dirigimos a nuestro siguiente destino, en este caso la Iglesia de San Agustín. La verdad es que puse algo de empeño en ir porque la anterior vez que estuve en París, en diciembre de 1999, recuerdo haber visto este templo desde cierta distancia y me quedé con ganas de ir, pero yendo toda la familia no podía ser yo quien eligiera los destinos. Esta vez, sin embargo, no me quedé con las ganas. Además tuvimos la oportunidad de entrar para verla por dentro. Me pareció un lugar fascinante, algo que se puede apreciar en la foto. Yo aconsejo a la gente que vaya a París que se detenga, si puede, unos minutos en esta Iglesia para poder verla tanto por fuera como por dentro.

La Iglesia de la Madeleine

Desde ahí bajamos por el Boulverad Malesherbes hasta nuestro siguiente destino: la Iglesia de la Madeleine. Reconozco que las veces que he pasado por delante de este edificio, incluyendo la última, en el viaje de 2006, nunca habría imaginado que se trataba de una iglesia, de un templo católico dedicado al culto desde hace más de un siglo. Su apariencia, similar a la de los antiguos templos griegos, como el Partenón de Atenas, hace pensar que nos encontremos ante un edificio del Estado o de alguna administración, tal vez un museo, pero nunca una iglesia. Sea como fuere, desde allí nos dirigimos andando hacia la Place Vendome. Es uno de los lugares más lujosos de París.

Accedimos a la misma desde la Rue de la Paix. Continuamos por sus soportales hasta llegar a la Rue de Rivoli. Giramos a la izquierda y fuimos en dirección este hasta llegar a la Rue de Richelieu. En ese momento cruzamos a la otra acera y nos acercamos al Museo del Louvre. No llegamos a entrar por la evidente falta de tiempo (harían falta varios días para poder ver todo lo que hay en sus salas). Sí pudimos hacer alguna foto de la entrada principal con las famosas pirámides de cristal. Así que nos dimos media vuelta, pasamos por el Jardín de las Tullerías y nos empezamos a preparar para la gran caminata hasta La Defensa.

El primer sitio que nos encontramos fue la Plaza de la Concordia. Es un amplio punto situado en el centro de París en el que cabe destacar, además de su tamaño y los edificios importantes que hay cerca, el obelisco de granito procedente de Tebas, con más de 3.300 años de antigüedad. Una vez la cruzamos, comenzó nuestro recorrido por la célebre avenida de los Campos Elíseos. Es famosa entre otras cosas porque el Tour de Francia termina todos los años haciendo un recorrido por sus adoquines y asfalto. Es una avenida relativamente corta pues llega hasta la Plaza Charles de Gaulle, pero su fama es mundial.

Los Campos Elíseos de París

Al comenzar el recorrido por la avenida, a la derecha dejamos el parque de los Campos Elíseos. A nuestra izquierda pasábamos junto al Pequeño Palacio (Petit Palais) y el Gran Palacio de París (Grand Palais). Continuamos avanzando por la acera hasta que llegamos a la famosa plaza Charles de Gaulle. En su centro se encuentra el famoso Arco del Triunfo. Como apenas íbamos a tener tiempo para muchas cosas más y teníamos claro que íbamos a subir al último nivel de la Torre Eiffel, decidimos no subir a la azotea del Arco a pesar de las magníficas vistas que hay desde allí arriba.

Así que seguimos nuestro camino. Cruzamos la plaza a través de un paso subterráneo y llegamos a la Avenida del Gran Ejército (Avenue de la Grande Armée). Continuamos andando durante bastante tiempo hasta que cruzamos por encima del Río Sena. Llegamos hasta un punto llamado Explanada de la Defensa, la antesala del centro financiero de París. A partir de ahí avanzamos por una zona exclusiva para peatones. Los coches circulan por un túnel. Mientras íbamos dejando rascacielos a izquierda y derecha, vimos al fondo el Arco de la Defensa (Grande Arche). Es una construcción moderna que finaliza el llamado eje Louvre-Arco del Triunfo.

El ambiente en esa zona era escaso porque estábamos en una zona de oficinas y era sábado. Apenas había nadie trabajando y nosotros éramos de los pocos turistas por la zona. Pudimos haber subido a su azotea para tener otro punto de vista de París, pero nuevamente la falta de tiempo y las escasas ganas de gastar más dinero en cosas así cuando aún nos esperaba la Torre Eiffel nos hicieron olvidar la opción. También teníamos la intención de ir andando hasta la Torre Eiffel, pero empezábamos a estar cansados. Habíamos necesitado demasiado tiempo para llegar de un arco a otro, así que no lo pensamos mucho y nos metimos en la boca de metro de La Defensa, línea 1 de metro (amarilla) hasta Charles de Gaulle. Ahí cambiamos a la línea 6 (verde claro) para llegar hasta la parada de Trocadéro.

Trocadéro y alrededores

Salimos en la plaza de Trocadéro que está situada en la conocida como la colina Chaillot, donde podemos encontrar el palacio que lleva el mismo nombre y que tiene unas magníficas vistas a la Torre Eiffel. Atravesamos el espacio que hay entre las dos alas del palacio y llegamos a los jardines de Trocadéro. Allí estaba teniendo lugar una feria organizada por la comunidad autónoma de Andalucía. Echamos un pequeño vistazo y nos dirigimos al Puente de Iéna para cruzar el Sena y subir a lo más alto de la Torre Eiffel.

Y ahí vivimos una cosa curiosa. Estábamos esperando en la cola y teníamos por delante, más o menos, una hora y media de espera. Nosotros, siendo dos personas, accedíamos por la cola de entradas individuales. Hay una entrada para acceder en grupo (mínimo de 20 personas) pero que en ese momento estaba totalmente vacía. ¿Qué sucedió entonces? Apareció por allí un señor español gritando «¡Españoles! ¡Busco gente española o que hable español para formar un grupo y poder subir ya!».

Pues en poco menos de 5 minutos nos habíamos reunido allí gente de todas partes de España y de otros países hispanohablantes para formar un grupo de más de 20 personas. Nos dirigimos a la entrada para grupos y subimos inmediatamente al último nivel de la Torre Eiffel. Yo subía ahí por segunda vez en mi vida, pero siendo verano todo se ve mucho mejor. A 274 metros de altitud uno puede ver tantas cosas que lo mejor es decir a la gente que vea las fotos y que, el día que visite París, no dude en subir arriba del todo. Después de 10-15 minutos, bajamos de nuevo y volvimos a los jardines de Trocadéro para hacer algo que estaba haciendo mucha gente, y es que necesitábamos refrescar un poco los pies.

De la Torre Eiffel a la Defense

Fuimos nuevamente hacia la Torre Eiffel pero esta vez ya pasamos de largo. Anduvimos por el parque del Campo de Marte en dirección a la Avenue de Tourville. Allí se encontraba el Hotel des Invalides (los Inválidos), donde yace el cuerpo de Napoleón Bonaparte en un espectacular sarcófago. En aquella ocasión no entramos para verlo, pero yo sí que tuve la oportunidad de entrar en 1999. Me pareció increíble por sus dimensiones, así como por el lugar en el que se halla. Volviendo a nuestro viaje, continuamos andando hasta llegar a la explanada de los Inválidos, que da al río Sena y al precioso puente de Alejandro III.

No lo atravesamos, sino que giramos a la derecha bordeando el río. Pronto encontramos el edificio donde se ubica la Asamblea Nacional. Continuamos caminando mientras a la izquierda dejábamos el Museo del Louvre. Llegamos hasta el Pont Neuf y lo cruzamos para entrar en la Isla de la Cité. Después de 5 minutos andando, llegamos hasta la Rue de la Cité. Empezamos a ver la catedral de Notre Dame de París. El día anterior ya la habíamos podido ver un poco por fuera, pero no habíamos tenido tiempo para entrar y verla por dentro.

Ese día entramos por una de las 3 puertas principales que dan acceso al interior del templo. Observamos una de las catedrales góticas más bonitas que hay en Europa. Si por fuera resulta un edificio espectacular por su armonía y su simetría, por dentro es igual de increíble. Sus rosetones, sus pilares, sus arcos ojivales, incluso la luz que entra desde las vidrieras. Para quienes tengan tiempo y dinero, creo que es aconsejable subir a la parte superior a través de las torres y también el tesoro de la catedral. Yo lo tengo como algo pendiente para futuras visitas a París.

Ahí concluyó nuestro segundo y maratoniano día visitando la capital francesa. Esa noche habíamos quedado con nuestra amiga para ir a una tranquila fiesta en casa de unos amigos suyos y estábamos tan reventados que fuimos al hotel para ducharnos y arreglarnos un poco.

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