Como el arquitecto también confiaba en las virtudes terapéuticas del arte y del color, decoró profusamente los pabellones. Las torrecillas del tejado se azulejearon y la recepción se embelleció con esculturas de Pablo Gargallo y murales de mosaicos. El ambicioso proyecto se terminó en 1930, ya muerto Domenech, y lo finalizó su hijo Pere.
El Hospital de la Santa Creu y de Sant Pau tiene unas vistas increíbles a la cercana Sagrada Familia. Se encuentra situado en una zona privilegiada de Barcelona. Merece la pena acercarse aunque solo sea a verlo por fuera. Se puede disfrutar así de un ejemplo diferente de arquitectura contemporánea.