Del proyecto original de López Aguado solo vieron la luz: la parte interior del edificio, que da a la Plaza de la Ópera; y las fachadas laterales. La principal, que mira a la Plaza de Oriente, la diseñó Isidro González Velázquez. Modificada con la superposición de un piso sobre los soportales originales por Joaquín de la Concha en 1884, vio cómo se reducía su gran terraza que miraba al Palacio Real. Llama la atención su planta poligonal, marcada por la disposición de las calles entre las que se construyó el edificio.
El proyecto sufrió sucesivas modificaciones con el paso del tiempo debido al gran lapsus de tiempo entre el inicio y el fin de las obras. También por falta de medios económicos que sufrió el reinado de Fernando VII. Después de haber pasado también por varios usos a lo largo de su historia, desde 1997 funciona como lo que realmente es y para lo que se concibió desde un principio.
Existe la posibilidad de hacer una visita guiada por los interiores del Teatro Real de Madrid. Se puede obtener más información pinchando aquí.