Fue entonces cuando los nazis ocuparon la ciudad, hasta 1945, cuando la abandonaron y destruyeron casi en su totalidad. Mucha de la historia quedó bajo los escombros. Posteriormente se reconstruyó, como la ciudad vieja situada al norte y presidida por el Castillo Real.
Como me explicaron cuando estuve allí, la historia de Varsovia está bañada en sangre, igual que el suelo que pisaba. Centenares de miles de personas murieron durante la Segunda Guerra Mundial por acción del nazismo y la creación de los guetos para los judíos. Allí vivían en condiciones infrahumanas y morían de hambre, sed o enfermedad.
Aunque ha crecido a la sombra de Cracovia, creo que merece la pena conocer Varsovia y todas las cosas que ofrece a sus visitantes.