Los patios datan de 1753 a 1775, cuando todo el recinto se reconstruyó en estilos barroco tardío y neoclásico. El castillo se convirtió en residencia del presidente de la República Checa en 1918.
En su interior, además de la ya mencionada catedral de San Vito, podemos encontrar la Galería de Pintura del castillo de Praga. Está instalada en las caballerizas restauradas, y podemos ver pinturas renacentistas y barrocas. También existe una Torre de la Pólvora, utilizada como almacén de pólvora y para la fundición de campanas, aunque actualmente es un museo. Está el Palacio Real, conectado a la catedral de San Vito mediante un pasaje elevado. Su exterior uniforme contrasta con sus bellas salas góticas y renacentistas.
Además, podremos visitar el llamado Callejón del Oro. Allí encontraremos unas casas muy pintorescas hechas por artesanos que bordean el muro interior del castillo. Se construyeron a finales del siglo XVI para los guardas y artilleros del castillo. Por último, también podremos ver la Torre Dalibor (nombre que se obtuvo del primer preso encarcelado en dicha torre); el Palacio Lobkowicz (donde se encuentra la colección histórica del museo Nacional); y el Convento de San Jorge.