El elemento más famoso de San Petersburgo es el Museo del Hermitage. Se trata de un palacio al que se le añadieron otros edificios para conformar una gran colección de arte. Y se trata de arte de todas las épocas, desde griego y egipcio hasta barroco.
Pero hay muchas más cosas que ver. El Río Nevá es el eje que da vida a toda la urbe. Pequeños ríos y canales se unen al afluente principal. Por sus aguas pasan embarcaciones de todo tipo. Es posible realizar pequeños tours.
La isla donde se encuentra la Fortaleza de San Pedro y San Pablo tiene gran importancia. Fue allí donde se empezó a levantar la ciudad. La isla Vasílievski también tiene gran importancia. En sus calles hay importantes y famosos museos.
Los edificios religiosos también son muy importantes. La Catedral de Kazán o la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada son claros ejemplos. Los parques también gozan de gran importancia. Es el caso de los Campos de Marte, el Jardín de Verano o el Jardín Mikhailovsky.
Se puede estar allí una semana y ver solo un 10% de todo lo que hay. Si decidimos salir fuera de la ciudad, encontraremos palacios de bella factura. Por ejemplo, Peterhof, The National Congress Palace y el Palacio de Catalina.
Para ver todo en su máximo esplendor, lo mejor es ir en los meses de verano. Durante los meses más fríos del año, esculturas y fuentes dejan de tener vida. A pesar de eso, la magia de la ciudad es increíble. Merece la pena ir y disfrutar de su encanto.