El Parque de la Ciudadela se levantó entre 1715 y 1720 tras sufrir la ciudad un asedio de 13 meses. Éste lo motivó la oposición de Barcelona al sucesor Borbón. La fortaleza estaba pensada para alojar a los soldados encargados de mantener la ley y el orden, pero su destino fue otro. Se convirtió en prisión. Se hizo célebre durante la ocupación napoleónica y la represión liberal llevada a cabo en el siglo XIX.
En 1878, bajo la dictadura del general Prim, la ciudadela se demolió. Los terrenos se cedieron a la ciudad para convertirse, 10 años más tarde, en sede de la Exposición Universal.
Se conservan aún tres edificios: el arsenal, el palacio del gobernador y la capilla. Los jardines de la Plaza de Armas los trazó el paisajista francés Jean Forestier.