Desde allí me dirigí caminando al famoso Muelle 39. En el mismo se pueden encontrar restaurantes, bares, tiendas de recuerdos y más. Pero lo mejor no es eso. Las vistas desde allí son increíbles, porque la bahía de San Francisco lo es. Y además es allí donde se asienta la famosa colonia de leones marinos. Pasan allí los días relajados y descansando. Da igual si hace sol o si llueve. Los vi en 2007 y los vi de nuevo en 2019. Además, le hice una videollamada a mi madre para que los viera.
Telegraph Hill y Fisherman’s Wharf
Desde allí me dirigí a mi último destino de la mañana: Lombard Street. Recuerdo que en 2007 pasé por esa calle en coche, algo típico. Esta vez no tenía coche y opté por hacer el recorrido a pie. Pude subir la calle por un lado y bajarla por el otro. No deja de resultar curioso que una calle se convierta en una atracción turística. Pero lo es, y estaba llena de gente.
La peculiaridad de dicha calle son sus curvas y sus casas. Es un tramo de menos de 50 metros, creo, con varias curvas y una pendiente pronunciada. A ambos lados hay escaleras para que los peatones suban y bajen.
En unas pocas horas había visitado Telegraph Hill y Fisherman’s Wharf. Luego fui al hostal.