La Santa Capilla (en francés, Sainte-Chapelle) está considerada por algunas personas como la mayor obra maestra arquitectónica del mundo occidental. El devoto medieval gozaba de esta iglesia como de «una puerta al cielo» desde París. Hoy ningún visitante puede dejar de verse transportado por el resplandor de la luz de sus 15 magníficas vidrieras. Allí se muestran escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.
Están separadas por finas columnas elevadas 15 metros hasta el techo de la pequeña bóveda, que se encuentra adornado con pequeñas estrellas. Las vidrieras muestran más de mil escenas religiosas en un caleidoscopio de rojo, oro, verde, azul y malva. La capilla se construyó en 1248 por Luis IX (el Santo) para albergar la corona de espinas de Cristo que se había traído de Jerusalén poco tiempo antes y otras reliquias.
Arquitectura de la Santa Capilla
La Santa Capilla posee un único rosetón encima de la entrada principal. Refleja la historia religiosa del Apocalipsis descrita en los 86 cuarterones de la vidriera. Fue un regalo de Carlos VIII en 1485. La aguja se eleva 75 metros sobre el suelo. Se erigió en 1853 después de 3 anteriores, destruidas todas por diferentes incendios. El edificio está dividido en 2 niveles básicos. La capilla inferior, la primera a la que se accede y donde se encuentra el oratorio de la gente común; y la capilla superior, reservada al rey y a la familia real y donde podremos encontrar las vidrieras que tanto caracterizan este templo.
Las 15 vidrieras tratan de lo siguiente: Génesis, Éxodo, Números, Deuteronomio: Josué, Jueces, Isaías y vara de San José, San Juan Evangelista y niñez de Cristo, Pasión de Cristo, San Juan Bautista e Historia de Daniel, Ezequiel, Jeremías y Tobías, Judit y Job, Ester, Libro de los Reyes, Historia de las Reliquias. Todo se completa con el Apocalipsis contado en el rosetón.