Día 1. Varsovia. El viaje a Varsovia desde Madrid empezó el 27 de septiembre de 2007. Cogí un avión rumbo a Viena. Desde allí tenía que coger una conexión que me llevase a la capital polaca. Sin ningún tipo de contratiempo, aterricé sobre la hora de la comida. Entonces fui a buscar a mi contacto en Varsovia. Afortunadamente allí estaba esperándome mi amiga Dorota, con la que ya tuve un encuentro breve en Madrid 2 meses antes. Sin dilación nos dirigimos a la parada del autobús y fuimos hasta su casa. Allí iba a alojarme mientras estuviera en la ciudad. Una vez dejé allí la maleta, fuimos en tranvía hasta el centro neurálgico de la ciudad.
Digamos que Varsovia tiene 2 zonas importantes: el centro financiero y el casco histórico. El primero destaca por tener edificios altos y modernos. El segundo es una recreación de la zona antigua de Varsovia, que los nazis destruyeron cuando abandonaron la ciudad antes de que llegasen los soviéticos, al final de la Segunda Guerra Mundial. Al contrario de lo que sucede en Madrid, la capital polaca mueve más gente en el centro financiero. Es el lugar al que llegamos después de un trayecto de unos 15 minutos parando en la estación de Dw.Centralny. Los edificios que hay allí no son excesivamente altos pero sí destacan en una ciudad como Varsovia.
El principal atractivo de la zona es el Palacio de la Cultura y las Ciencias. Es un imponente edificio de marcado estilo comunista que se construyó en la década de los 50. Alcanza los 237 metros de altura. Se puede subir a un nivel que está a 114 metros sobre el suelo. Hay muy buenas vistas de la ciudad por su extraordinaria ubicación. Desde allí nos dirigimos hacia el norte hasta el cercano parque de Ogród Saski w Warszawie. Allí se puede ver el monumento al soldado desconocido. Una curiosidad que se puede ver frente al citado monumento: cada 2 horas hacen un cambio de guardia. Merece la pena quedarse un rato para verlo.
Centro histórico de Varsovia
Nos dirigimos al centro histórico andando mientras la noche empezaba a caer sobre nosotros. Se trata de una parte de la ciudad que quedó totalmente destruida por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y que, más tarde, se reconstruyó, aunque eso es algo que se nota casi a primera vista. Una vez llegamos al Castillo Real nos encontramos con Carol, un amigo de Dorota y que, para más suerte, era historiador especializado en la historia polaca. Me estuvo contando, en inglés, muchas de las cosas que pasaron en Polonia desde la Edad Media.
La verdad es que el pueblo polaco ha sido invadido en múltiples ocasiones, sobre todo por los rusos. Me llamaron la atención, especialmente, dos cosas. En primer lugar, dijo que «cada piedra de Varsovia está bañada en sangre», en referencia a la rebelión popular que tuvo lugar el 1 de agosto de 1944, y en la cual murieron unos 250.000 varsovianos. La idea de esta rebelión era que, ante el empuje de las fuerzas soviéticas, había que acabar con la ocupación nazi y conseguir un puesto de fuerza contra Stalin. Habían previsto que esos objetivos deberían conseguirse en 4 días.
Sin embargo, la negativa de ayuda por parte de los ejércitos rojos y el gran poder bélico del ejército nazi provocaron que esta rebelión durase 63 días, acabando prácticamente con la población de Varsovia, provocando la destrucción de la parte occidental de la ciudad y facilitando la ocupación soviética poco después, dando paso a la represión comunista.
Terminando el día 1 por Varsovia
En segundo lugar, creo que la historia del pueblo judío, al que muchos crucifican por su actual situación en oriente próximo, ha sido bastante complicada durante todos estos siglos. No sé si alguien se preguntará qué fue de los judíos cuando les expulsaron de España definitivamente en el siglo XV. Muchos fueron a parar al imperio turco (donde fueron más respetados que aquí) y otros fueron a parar a lo que en aquel entonces era Rusia. En el siglo XIX, los judíos que vivían en el imperio ruso se desplazaron a la parte más occidental del mismo, es decir, a Polonia.
Yo nunca me había hecho una pregunta sencilla de respuesta más sencilla aún. ¿Por qué la mayoría de los campos de concentración y exterminio nazis estaban en Polonia? Porque allí estaban la mayoría de los judíos. Un millón de judíos perecieron en Auschwitz, y 6 millones durante el holocausto nazi.
Después de que Carol se fuera a su casa, apenas tuvimos algo más de tiempo para cenar en un restaurante de la zona. Ya era completamente de noche. Volvimos a la parada del tranvía en Dw.Centralny y nos dirigimos a dormir a casa de Dorota.