El Dragón de Cracovia es una de las leyendas más famosas y queridas de Polonia, especialmente entre los habitantes de Cracovia. Según la historia, hace muchos siglos, un dragón aterrador vivía en una cueva a los pies de la colina de Wawel, en la misma ubicación donde hoy se encuentra el Castillo Real. El dragón aterrorizaba a la población, exigiendo sacrificios de animales y, en algunos relatos, de jóvenes doncellas.
El rey de Cracovia, desesperado por librar a su pueblo de la amenaza, ofreció la mano de su hija a quien fuera capaz de derrotar al dragón. Muchos caballeros intentaron enfrentarlo, pero todos fracasaron. Finalmente, un joven zapatero llamado Skuba ideó un plan astuto. En lugar de luchar contra el dragón con armas, llenó una oveja con azufre y la dejó a la entrada de la cueva. El dragón devoró la oveja y, al poco tiempo, comenzó a sentir una sed incontrolable. Bebió tanta agua del río Vístula que explotó, liberando a la ciudad de su tiranía.
El dragón de Cracovia en la actualidad
Hoy en día, el Dragón de Wawel sigue siendo un símbolo de Cracovia. Una estatua del dragón se encuentra cerca de la cueva que, según la leyenda, era su hogar. Esta escultura se ha convertido en una atracción turística, y cada pocos minutos, lanza llamas por la boca, un espectáculo que encanta tanto a los turistas como a los residentes locales.
El mito del dragón ha sido adaptado en libros, obras de teatro e incluso dibujos animados, manteniendo viva la leyenda a lo largo de los siglos. Además de la estatua, la Cueva del Dragón es una atracción abierta al público, permitiendo a los visitantes adentrarse en el lugar donde, según la leyenda, habitó la temida criatura.
El Dragón de Cracovia es más que un simple cuento: es un símbolo del ingenio y la valentía del pueblo polaco. Es también una pieza esencial del patrimonio cultural de Cracovia. La historia sigue fascinando a generaciones, y es una parada obligatoria para quienes visitan la ciudad.