Día 1. Montmartre y la Bastilla.

Día 1. Montmartre y la Bastilla.Día 1. Montmartre y la Bastilla. Este viaje a París lo hice en junio de 2006 y duró 3 días. Un fin de semana desde el viernes que llegamos hasta el domingo que nos fuimos. La verdad es que no es tiempo suficiente para ver con detalle una ciudad con tantos monumentos y tantos museos. Sin embargo, teniendo en cuenta la época del año que era y lo largos que son los días, es posible ver más cosas que yendo en invierno.

Nuestro vuelo de Air Europa salió desde Madrid antes de la hora de la comida con destino a Orly. Es el aeropuerto situado al sur de París. Llegamos al aeropuerto de Orly-Sud. Primero fuimos al transporte que une dicho edificio con la red de transporte de la ciudad francesa. Es un tren que funciona sin piloto. Lleva a los usuarios hasta la estación de Antony (línea B del RER, color azul claro). En aquella época pagamos 8 euros por llegar hasta el centro de la ciudad. Es bastante dinero para mi gusto y algo que deja bien claro que el transporte público en mi ciudad, Madrid, es relativamente barato.

Día 1. Montmartre y la Bastilla.

En cualquier caso, nuestro destino era la Rue Frochot donde estaba nuestro hotel, el Atlanta Frochot. No era un hotel de lujo pero nos pareció bien de precio y suficiente para dormir. Además de estar bien comunicado, no buscábamos más lujos. Sin embargo, nuestro primer error de cálculo fue parar en la Gare du Nord. Anduvimos con las maletas unos 15 minutos hasta la calle del hotel cuando teníamos otras combinaciones menos cansinas.

Una vez en el hotel, descubrimos para nuestro agrado que el señor que estaba en la recepción hablaba español. Así que nos dio las llaves, nos dijo que teníamos desayuno incluido (no contábamos con ello) y subimos a la habitación. Dejamos las maletas y empezamos nuestra visita por la ciudad. Lo primero que hicimos fue comer. Ya habían pasado las 3 de la tarde y teníamos el estómago vacío. Una vez superado ese trámite, y estando situados en una zona tan privilegiada de París, lo primero que hicimos fue dirigirnos a ver el Moulin Rouge.

Aunque sabíamos que el famoso cabaret se encontraba a escasos 10 minutos andando de nuestro hotel, no sabíamos que el barrio en el que íbamos a alojarnos aquellas dos noches era conocido como el barrio rojo de París. Está lleno de locales dedicados al mundo del sexo. Espectacular el Sexodrome, local de varias plantas dedicado a la venta de artículos sexuales. Lo llamativo del lugar era, no obstante, la convivencia pacífica entre vecinos, turistas, curiosos, compradores y tabernas y restaurantes.

El Moulin Rouge

Me llamó mucho la atención la primera noche cuando vimos que entre 2 locales dedicados al sexo podía haber una taberna llena de gente charlando y disfrutando de la noche parisina, siendo algo totalmente natural. Una vez hubimos hecho algunas fotografías del exterior del Moulin Rouge, empezamos a adentrarnos en el bohemio barrio de Montmarte. Para ello, lo que hicimos fue subir  por la Rue Lepic hasta el cruce con la Rue Norvins. Allí se encuentra el restaurante Le Consulat, y seguimos nuestro camino hacia la basílica del Sacré Coeur.

Lo primero que uno debe hacer cuando llega a este templo es deleitarse con su arquitectura y su color blanquecino, contrastado con las estatuas de bronce situadas sobre el pórtico de entrada. Y lo segundo que uno debe hacer es dar la espalda a la basílica y deleitarse con las vistas que hay de París. Aunque debo aclarar que, seguramente, las mejores vistas se obtengan desde la cúpula de la basílica. A la misma se puede subir previo pago de la entrada, algo que averiguamos al regresar a Madrid.

Aún así, desde la escalinata de acceso se pueden ver muy bien gran parte de la capital francesa. Recomiendo llegar hasta la basílica. Una vez terminamos, comenzamos el descenso a pie por el pequeño parque que hay entre el templo y la Rue Tardieu. Este recorrido también se puede hacer en funicular, tanto para descender como para ascender. Cuesta 1.70 euros el billete sencillo (tarifa aplicable desde el 1 de julio de 2010). Así se puede ver en la web de transportes de París.

Plaza de la Bastilla

Como nuestro siguiente destino era la plaza de la Bastilla, cogimos el metro en Anvers. Era la estación que nos quedaba más cerca desde Montmartre, y fuimos hasta la estación de Bastille. La verdad es que allí no había gran cosa que ver, además de la Columna de Julio que preside la plaza y la Ópera de la Bastilla. Sin embargo, en esa zona habíamos quedado con una amiga y nos vendría bien para dar una pequeña vuelta por los alrededores. Fuimos caminando en primer lugar hasta la Isla de San Luis, la atravesamos entera y llegamos hasta la Isla de la Cité. Allí se encuentran algunos de los monumentos más importantes de París, como la catedral de Notre Dame.

Continuamos caminando por la isla y cruzamos por el Puente de Saint Michel. Llegamos a la plaza que lleva ese mismo nombre. Como ya empezaba a anochecer y a hacerse tarde, decidimos cenar por la zona. Más tarde, ella se fue a su casa y nosotros volvimos hasta Pigalle. Antes de ir al hotel para dormir, aprovechamos para darnos una vuelta por el Boulevard de Clichy.

Allí se encuentra el Moulin Rouge y se pueden ver los locales dedicados al sexo pero con toda la iluminación nocturna. Esto hace que la zona sea aún más espectacular, especialmente el molino de color rojo. Iluminado gana mucho más que de día. E insisto, volviendo a pie al hotel pudimos ver tabernas irlandesas con sus enormes terrazas atestadas de gente y al lado podía haber un sex-shop, todo con naturalidad.

Nuestro primer día en París había terminado. Todavía nos quedaba el sábado completo y parte del domingo para ver el máximo de lugares posibles.

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