Auschwitz I. Situado en el sur de Polonia existe un pequeño pueblo llamado Oswiecim, llamado por los alemanes Auschwitz, que aún conserva los edificios y los restos de los que un día fue el mayor centro de exterminio que existió durante el régimen nazi. Se construyó en 1940, cuando los ejércitos de Adolf Hitler ya habían conquistado Polonia. Su gran objetivo era poner en práctica la llamada solución final al «problema judío» o «cuestión judía». Se calcula que en Auschwitz perdieron la vida entre 1,5 y 2,5 millones de personas. La mayor parte de ellos eran judíos, aunque también había eslavos, gitanos o prisioneros de guerra.
Concretamente, Auschwitz I se fundó el 20 de mayo de 1940 tomando como base unas barracas de ladrillo que en su día habían pertenecido al ejército polaco. En un principio, este campo de concentración solo acogió presos polacos. Más tarde también se encerró a prisioneros soviéticos, delincuentes comunes alemanes y homosexuales. Poco después empezaron a entrar presos judíos.
El campo de concentración estaba controlado por las SS de Heinrich Himmler, uno de los principales promotores de la solución final. La vida en estos campos era realmente extrema para los prisioneros, pues las condiciones sanitarias, higiénicas y alimenticias provocaba que muchos murieran en el día a día. El bloque 11, también llamado «barracón de la muerte», se utilizó en un principio como lugar de castigo. Allí se encontraban las celdas más pequeñas del recinto a las que se llevaba a los prisioneros más «conflictivos».
Fue en ese mismo bloque en el que se hicieron las primeras pruebas con el gas Zyklon B. Se usó en los años 1941 y 1942 aunque posteriormente se usó como refugio antiaéreo. El bloque 10 se utilizó entre 1943 y 1944 como lugar de experimentos científicos. Se trataba de forzar la esterilización en mujeres judías a través de una inyección.