La verdad es que apenas pude pasar 4 días en la capital de la República Checa. Fui encima en pleno mes de marzo, con el frío que hace por el norte. Pero debo confesar que me gustó mucho todo lo que vi en Praga. Estuve tentado de visitar algún otro sitio a las afueras pero es que apenas tuve tiempo. Llegué un día por la tarde, tuve dos días completos para ver lo máximo posible de la ciudad y el último día por la mañana lo dediqué a comprar algunos recuerdos antes de volar de vuelta a Madrid.
Sin duda alguna, lo que más me llamó la atención de esta ciudad fue su carácter bohemio. Quizás el simple hecho de cruzar el Puente de Carlos da esa sensación, por la cantidad de gente con la que nos cruzamos, por la cantidad de puestos de venta ambulante que hay en el breve recorrido, por la cantidad de artistas que intentan vender sus cuadros a lo largo del puente, por los paisajes que se pueden ver en ambas orillas del río Moldava… Es una ciudad que se ha podido ver en algunas películas famosas, como «Misión Imposible» o «9 días».
Pero República Checa tiene muchas cosas más. Como buen país centroeuropeo que es, hay más ciudades y pueblos con encanto.