Día 3. Atenas monumental. El tercer día del viaje lo dedicamos a Atenas y a su parte más monumental. Es la que se puede encontrar en el centro de la ciudad. La mejor forma de llegar hasta allí, como sucediera el primer día, era el metro. Por lo tanto, fuimos en coche hasta la parada de Doukissis Plakentias y cogimos la línea 3. Fuimos hasta la parada de Syntagma e hicimos transbordo a la línea 2 para llegar a la parada de Akropoli.
Lo primero que pudimos ver según salíamos de la boca de metro fue el nuevo museo de la Acrópolis. Se inauguró el 20 de junio de 2009. Aunque no se pudiera ver por dentro, sí que se podía caminar por las instalaciones exteriores. Cabe destacar un suelo de cristal especial transparente, procedente de Saint Gobain. Permite andar sobre los restos de una parte de la ciudad antigua excavada. Entre ellos cabe destacar una antigua torre de defensa, talleres de cerámica y un salón de banquetes. El edificio cuenta, en su interior, con más de 20.000 m2 listos para exposiciones. Esperan ardientemente el regreso de las piezas que hoy se encuentran en otros museos europeos. Por ejemplo el friso del Partenón que está en el British Museum de Londres.
Desde el nuevo museo, hay una pequeña caminata que rodea la colina donde se encuentra la vieja Acrópolis y que nos lleva hasta la zona donde se venden las entradas. Para acceder al recinto hay que pagar 12 euros, pero no se puede pensar que ver algo así es caro. Así que una vez pasada la entrada, una de las primeras cosas que vimos, a la derecha del camino, fue el Odeón de Herodes Ático. En esos momentos se usaba para representar obras de teatro, conciertos y danza en el Festival de Atenas.
Día 3. Atenas monumental.
Continuando por la ruta, lo siguiente que encontramos fue el Propileos, la puerta de acceso occidental a la Acrópolis. La diseñó el arquitecto Mnesicles. A la derecha de las puertas se podía ver el templo de Atenea Niké, aunque estaba cubierto casi totalmente por unos andamios y unos plásticos. Antes de seguir, debo aclarar que toda la Acrópolis estaba sometida a un profundo proceso de restauración. Básicamente suponía reforzar aquellos puntos más débiles de los edificios que hay en la zona, todo a base de mármol, sin añadir más cosas de las necesarias.
El caso es que el tempo de Atenea Niké no pudimos verlo al descubierto, pero no está de más saber un poco más de esta obra de arte. Se construyó en el siglo V a.C. según el proyecto de Calícrates. Él diseñó un templo de estilo jónico en contra del orden dórico del resto de edificios de la Acrópolis. Avanzando un poco más, pudimos contemplar el Partenón, el edificio más importante de todos los que componen este singular espacio. Este templo estaba dedicado a Atenea, diosa protectora de la ciudad de Atenas. Se construyó en estilo dórico durante el siglo V a.C.
La obra la inició Pericles y los arquitectos fueron Ictino y, nuevamente, Calícrates. Desde los alrededores de la Acrópolis, las vistas de Atenas son muy buenas y muy bonitas. Se podía ver el teatro de Dionisio, Filopapos, el templo de Zeus, el estadio Panathinaiko, el tempo de Hefesto y otras cosas. Tras dar una vuelta, llegamos al Erecteión, un templo erigido en honor a Atenea, Poseidón y Erecteo, mítico rey de la ciudad de Atenas.
Es de orden jónico. Se construyó a finales del siglo V a.C. presuntamente bajo las órdenes de Mnesicles, el autor del Propileos. Destaca por uno de sus lados, donde se encuentran las Cariátides (figura femenina esculpida). Es el lugar donde se encontraba la tumba del mítico rey Cécrope. Desde allí nos dirigimos de nuevo al Propileos para salir en dirección al Aeropagus o monte de Marte. Desde allí se podía ver el Agora antigua.
La visita sigue por el centro de Atenas
Continuamos bajando la colina por un estrecho camino y pudimos ver algunos de los edificios que están situados en el Agora, como la capilla de Agii Apostoli o el Palacio de los Gigantes. Sobre los demás edificios, caben destacar el restaurado Pórtico de Atalo, actual sede del Museo del Agora; y el templo de Hefesto, en gran estado de conservación. Después de terminar la visita, salimos a la calle Adrianou, junto a la estación de metro de Monastiraki. Comimos en un restaurante italiano, mis favoritos.
Más tarde, después de comer, nos dirigimos al histórico barrio de Plaka, situado a los pies de la Acrópolis. De gran atractivo para los turistas, se trata de un lugar lleno de estrechas calles, muchas de ellas peatonales, donde se mezcla gran cantidad de gente para poder ver todas las tiendas que hay situadas a ambos lados, así como los bares y restaurantes con terrazas que dominan la zona. También es posible encontrar, además de lo mencionado anteriormente, monumentos y ruinas tanto bizantinas como otomanas.
Dentro de Plaka, una de las zonas por las que conviene pasar es Anafiokita, la zona más pegada a la colina donde se encuentra la Acrópolis, un pequeño laberinto de calles estrechas y tranquilas, propias para los peatones. Si queremos comprar regalos para la familia y los amigos, en Plaka encontraremos las mejores tiendas.
Cuando empezó a anochecer, nos dirigimos de nuevo a la parada de metro de Syntagma y fuimos a casa a descansar.