Día 1. De Madrid a Lisboa. El viaje a Lisboa lo planifiqué junto a un amigo para ir en la Semana Santa de 2003. Ésta empezó a mediados del mes de abril. La idea era ir 3 días en total, pasando 2 noches en Lisboa y evitando así las aglomeraciones en la carretera. La mejor forma que había para ir hasta la capital lusa, pensamos, era el coche. Y eso fue lo que hicimos, coger el coche un día por la mañana y salir pronto para recorrer la distancia que nos separaba de nuestro destino.
De Madrid hasta Lisboa hay unos 650 kms por autovías y autopistas de buena calidad. Hay que tener en cuenta que cuando entramos en Portugal, lo primero que hicimos fue pagar peaje. También vimos que la gasolina allí era ligeramente más cara que en España. Eso lo anotamos para la vuelta, puesto que necesitaríamos llenar el depósito de gasolina otra vez. Preferíamos hacerlo en Badajoz. Los accesos a Lisboa son básicamente dos, y los dos en forma de puente.
Como queríamos pasar por ambos, decidimos usar uno para entrar a nuestra llegada y otro para salir. Así pues, tras pagar un peaje por el uso de esta infraestructura, comenzamos a circular por el larguísimo Puente Vasco da Gama. Es el más largo de Europa con sus más de 17 kms de longitud. Llegamos así a la zona norte de Lisboa después de unas 6 horas de viaje. Comenzamos a dirigirnos a nuestro hotel. Una vez cruzado el río Tajo, cogimos la Av. Mal. Craveiro Lopes en dirección suroeste hasta llegar al desvío de la Av. Padre Cruz.
Ahí pudimos ver en construcción uno de los estadios de fútbol que se usarían durante la Eurocopa de 2004. El estadio José Alvalade, donde actualmente disputa sus partidos como local el Sporting de Lisboa. Bajamos por Campo Grande y continuamos por la Avenida da República hasta el cruce con la Avenida Joao XXI. Allí se encontraba el Hotel Alif Campo Pequeno. Aparcamos el coche e hicimos todas las gestiones pertinentes para que nos dieran nuestra habitación. Dejamos las cosas y nos fuimos rápidamente a la calle para ir a conocer Lisboa.
Como no es una ciudad demasiado grande, fuimos andando por la Avenida Almirante Reis hasta llegar a la Plaza da Figueira, una de las primeras zonas que pertenecen al casco histórico de la capital lusa. Justo al lado pudimos ver la Plaza Dom Pedro IV, desde donde nos dirigimos hasta el Elevador de Santa Justa. Después de hacer algunas fotos, volvimos a la Plaza Dom Pedro IV. Desde allí sale una de las calles más conocidas de Lisboa, la Rua Augusta. Por ella transitamos tranquilamente hasta llegar al Arco da Rua Augusta y desde ahí a la Plaza do Comercio, posiblemente el centro neurálgico de Lisboa.
Una de las cosas que me llamaron la atención en esa plaza, además de los colores de los edificios que le dan forma y de las vistas que hay al río Tajo fueron los tranvías que circulan por la misma. El tranvía lleva funcionando en Lisboa desde el año 1873. Actualmente cuenta con 5 líneas que en conjunto tienen una longitud de 48 kms, de los cuales 14.1 kms están dentro de carriles reservados.
Salimos de la plaza en dirección este hacia la cercana Catedral de Lisboa, uno de los pocos edificios que resistió casi de manera íntegra el famoso terremoto que asoló la capital en 1755. Desde allí abajo pudimos ver, en lo alto de una colina, el Castillo de San Jorge, al cual quisimos subir pero apenas teníamos tiempo para más porque empezaba a hacerse tarde y no habíamos descansado nada del viaje en coche. Volvimos al hotel y descansamos para preparar la excursión del día siguiente.