Las Vegas de noche es todo un espectáculo. Los casinos y hoteles se iluminan de manera fastuosa. Todos quieren destacar, incluso los más humildes. Yo estaba alojado en un hotel a 10 minutos a pie del cruce de Tropicana Avenue con el Strip. Como en el viaje de Chicago a Las Vegas había perdido todo el día, solo dispuse de pocos minutos para ver la zona.
Así que cogí el teléfono móvil y fui a toda prisa hacia los casinos más cercanos. El primero que vi fue el Luxor, con su imponente pirámide. Más a la izquierda estaba el Mandalay Bay. Luego, caminando veloz, me dirigí al Excálibur, con su inconfundible castillo. En la acera de enfrente estaba el New York, copiando el skyline de la ciudad del este. En la esquina opuesta estaba el MGM Grand; y en la otra acera estaba el Tropicana.
Las Vegas de noche
Me trajo buenos recuerdos de mi primera visita a Las Vegas, porque fue ahí donde me alojé. Y no tuve tiempo de ver más, para mi desgracia. Había planificado el día para llegar a las 12 y ver todos los casinos del Strip. Pero llegué tan tarde que me fue imposible alejarme más. Al día siguiente me tocaba despertarme pronto para ir de excursión en coche.
Por lo tanto, recomiendo visitar Las Vegas de noche más que de día. Y si al día siguiente no toca madrugar, lo mejor es conocer el Strip al anochecer. Es cuando la ciudad está más viva, sin lugar a dudas.
Yo, por mi parte, me fui deprisa y corriendo al hotel, previo paso por una gasolinera para comer algo. Se me estaba haciendo demasiado tarde. No sabía con exactitud la paliza que me iba a dar al día siguiente. Un pequeño error de cálculo que tuve que haber evitado.
