De Chicago a Las Vegas previo paso por Los Ángeles. ¿Estaba previsto así? Por supuesto que no. Os contaré lo que me pasó ese día. Me desperté a las 7:30 para salir a las 8 en el tren que lleva al aeropuerto O’Hare. Había pasado un día magnífico en Chicago con un clima excepcional. Pero esa mañana el día estaba bien feo. Nublado, oscuro, lluvioso, con viento.
Me alegré al principio porque pensé que había tenido suerte. Es decir, durante mi vista a Chicago había hecho buen tiempo. Y pensé que era bueno salir con mal tiempo. En el tren, a medida que me iba acercando al aeropuerto, me llegaban al teléfono noticias de la aerolínea. Nada buenos, porque hablaban de un retraso de una hora. Mi intención era llegar a las 12 a Las Vegas, ver la ciudad a buen ritmo y dormir.
Con el primer retraso ya se me complicaba mucho la historia. Justo antes de llegar al aeropuerto me dio un retraso de 2 horas. Aún tenía tiempo en Las Vegas si realmente llegaba sobre las 2 de la tarde. Pero claro, ya dentro del aeropuerto las pantallas hablaban de varios vuelos cancelados. Y me temí lo peor.
Y lo peor terminó llegando porque mi vuelo se canceló a causa de una fuerte tormenta. De Chicago a Las Vegas hay 3 horas y media en avión. No es mucha distancia pero no podía salvarla de otra forma que no fuese en avión. El caso es que volaba con American Airlines. Rápidamente me tocó buscar un centro de atención al cliente de la aerolínea. Me puse a hacer cola. Mientras, nos aconsejaron cambiar el billete a través de internet.
Chicago – Los Ángeles – Las Vegas
El sistema estaba caído o parcialmente caído. Aparecían vuelos directos para la tarde, e intenté cambiar a uno de esos. Pero fue imposible, y lo preocupante es que me daba opciones para el día siguiente. Lo seguí intentando hasta que por fin logré algo razonablemente bueno. Llegaría primero a Los Ángeles y luego iría a Las Vegas. Más o menos aterrizaría en la ciudad del pecado sobre las 9 de la noche.
Cogí esa opción porque no quería quedarme en tierra ese día. Sobre las 4 de la tarde salió mi vuelo con destino a Los Ángeles. Luego cogí otro vuelo para aterrizar de noche en Las Vegas. Tuve tiempo para coger un Uber, ir al hotel y visitar los casinos que tenía cerca. Eran el Luxor, el Excálibur, el Tropicana y el New York.
Cuando terminé de verlos, deprisa y corriendo, me fui a dormir porque al día siguiente tenía excursión. Había alquilado un coche para ver el Cañón del Colorado y el Cañón del Antílope. Toda una locura.