De visita por Chicago en un solo día, complicado pero no imposible. Así es como me planteé mi estancia en la ciudad del viento. Porque no tenía más horas, la verdad. El día anterior había visitado Milwaukee y ese día soleado pintaba perfecto. Así que desde el hostal me dirigí a la cercana Torre Willis, mi primera parada. Abrían sus puertas a las 9 de la mañana, así que llegué 10 minutos antes.
Lo más interesante de la Torre Willis es, por supuesto, el observatorio. La entrada costó 25 dólares, un precio razonable para ser Estados Unidos. Subí en el ascensor sin mucha gente hasta los 412 metros de altitud. Una vez allí pude ver toda la ciudad de Chicago y el lago Michigan. Las vistas son increíbles, qué duda cabe. Pero lo mejor es acercarse al lado oeste del observatorio. Allí están las «cajas de metacrilato», por llamarlas de alguna manera. El nombre oficial es «The Ledge», saliente o repisa.
De visita por Chicago
Permiten a los visitantes estar fuera del edificio pero en una caja transparente. Es totalmente segura, no se va a caer, pero la sensación es la contraria. Permiten estar un máximo de 3 minutos. Durante ese tiempo se pueden tomar fotos y nos pueden tomar fotos. La foto oficial, obviamente, es la mejor. Eso sí, tiene un coste de 30 dólares. Con lo que, al final, la visita cuesta lo mismo que al World Trade Center.
Una vez terminé en la Torre Willis, continué de visita por Chicago. Caminé por la orilla occidental del río que lleva el nombre de la ciudad. Pude ver la gran cantidad de rascacielos que han ido creciendo en ambas márgenes. También vi cómo estaban levantando nuevos y modernos gigantes de acero y hormigón. Pero había algo que me iba a dejar más fascinado.