Washington de noche cambia para mejor una ciudad de por sí impresionante. Todos los edificios que se levantan majestuosos por el día están cuidadosamente iluminados por la noche. Después de ver el Lincoln Memorial y National Mall, me fui al hostal a ducharme. Porque realmente hizo bastante calor por la tarde y terminé sudando mucho.
Después de eso me volví al centro de la ciudad. Quise ver especialmente el Monumento a Washington de noche. Porque el obelisco iluminado es más impresionante que de día. También quise ver el Memorial de la Segunda Guerra Mundial, con todas sus fuentes iluminadas. Al fondo se podía ver el Lincoln Memorial con unas bonitas luces.
Pero sin duda alguna lo más llamativo fue la Casa Blanca de noche. Estaba iluminada tanto por el lado norte como por el sur. De hecho, en el lado norte se podía estar casi pegado a la valla. Me pareció una sensación de lo más bonita. Quizás el presidente Trump no estaba por allí y redujeron el perímetro de seguridad. No lo sé. Pero fue realmente interesante, muy recomendable.
Washington de noche
También se pueden ver otros edificios iluminados. En el National Mall estaban todos los museos con luz; y el Capitolio destacaba especialmente por su gran tamaño. Me resultaría muy difícil quedarme con uno por encima de los demás. Creo que lo mejor que puedo decir es que merece la pena salir de noche. Pero no salir de marcha, por favor eso nunca. Salir a ver, salir a caminar, salir a disfrutar.
De noche todas las ciudades tienen una magia especial. Incluso aquellas que de día nos pueden parecer más feas o anodinas. Si encima es la capital del país más poderoso del mundo (por ahora), mejor que mejor. Luego ya podréis ir a dormir tranquilamente pero con la conciencia limpia.
