Taj Mahal y Agra

Taj Mahal y AgraEl Taj Mahal y Agra eran las visitas planificadas para el 23 de septiembre. Era mi último día en esta vuelta al mundo. No veía mejor forma de terminarla que visitando un edificio tan emblemático.

El día comenzó muy pronto. A las 5 de la madrugada el autobús pasó a recogerme cerca del hotel. La noche era cerrada, las vacas merodeaban por las calles de Nueva Delhi. Fuimos parando en diversos lugares para recoger otros pasajeros. Éramos unos 15 en total, todos de la India excepto yo. Y algunos hablaron conmigo, de manera muy amigable.

Fuimos por autopista hasta Agra, parando a desayunar en el camino. Llegamos sobre las 10 de la mañana al Taj Mahal. Todos teníamos nuestras entradas, así que pasamos sin problemas. Allí nos dieron una hora para ver lo que quisiéramos. Tras pasar la Gran Puerta, pude ver el maravilloso edificio de mármol blanco.

Fue la primera vez que me sentí embargado por el monumento que estaba viendo. No me había pasado antes. Caminé hacia el edificio con rapidez, una hora no era mucho tiempo. En el interior del Taj Mahal estaba el mausoleo.

Pude ver las réplicas de las tumbas de Mumtaz Mahal y Shah Jahan. Era todo pura magia. El silencio lo rompía el eco de los guías al hablar; las fotos y los vídeos estaban prohibidos. Yo sabía que debajo estaban las tumbas originales. No podía creer que estuviera allí. Di la vuelta por el interior del edificio. Era muy bonito.

La historia de amor entre Mumtaz Mahal y Shah Jahan cobra verdadero sentido allí. Me encantó todo lo que vi. Salí del recinto con ganas de volver. Pero ya eran las 11 y tenía que reunirme con el grupo. Fui de los primeros en llegar.

Taj Mahal y Agra

Desde allí fuimos al «shopping center», una tienda de venta de recuerdos. Trabajaban sobre todo el mármol, pero también telas y pieles. Compré un pequeño elefante de mármol para mi cuñada. Aún me quedaba algo para mi cuñado.

Así que emprendimos rumbo a nuestro siguiente destino. Nos llevaron a un restaurante, donde cada uno comió lo que quiso. Y sin descanso alguno, volvimos al autobús. Había prisa porque íbamos mal de tiempo.

En pocos minutos estábamos frente al acceso del Fuerte de Agra. Seguimos al guía, que iba explicando en inglés todos los aspectos de la construcción. Durante una hora visitamos diferentes estancias de la fortaleza. Tras eso, nuestro guía se despidió de nosotros y seguimos en el bus a nuestro siguiente destino.

Llegamos a Vrindavan y visitamos el templo de Prem Mandir. Media hora después volvíamos al autobús. Solo quedaba una parada por realizar. Llegamos a Mathura para ver el lugar de nacimiento de Lord Krishna. Pero este punto de la visita me pareció excesivo. Era tarde y aún quedaba volver a Nueva Delhi.

Finalmente me dejaron junto al hotel a las diez de la noche. Había sido un día muy largo y agotador. Por suerte tenía todo listo par el día siguiente. El viaje tocaba a su fin.

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