De Bangkok a Nueva Delhi había 4 horas de vuelo. Elegí SpiceJet porque era la mejor opción de precio y horario. Fui en Grab hasta la estación de tren de Phaya Thai. Desde ahí, hasta el aeropuerto de Bangkok. Llegué con más de dos horas antelación, cogí mi tarjeta de embarque y me fui al control de pasaportes.
El vuelo salió con un poco de retraso, nada importante. Me sentí un poco arrinconado por dos indios de gran tamaño. Yo iba en el asiento central y me habían invadido. No fue el vuelo más cómodo de mi vida. Pero salí del avión de los primeros.
Con el visado electrónico, pronto pasé el control de inmigración. De allí me fui a la salida de la terminal. La mejor opción para llegar a mi hotel era un Uber. Me pareció curioso que el 90% de los coches fueran Suzuki Swift. Imagino que por precio y rendimiento eran la mejor opción.
El chico me llevó a mi destino sin problemas. Estaría alojado dos noches en el Hotel Kaushal Palace. Tenía claro mi plan para el día 23, que era visitar el Taj Mahal. Para la tarde del 22 dejé así el tema de las compras.
De Bangkok a Nueva Delhi y de ahí al Gran Bazar. No sabía que estaba alojado en el centro del gran mercado indio. No lo dudé, así que bajé a ver. Quería comprar todos los recuerdos ahí. De esa forma, el 24 podría volar a España cómodamente.
Elegí algo para mis sobrinos, para mis hermanas y para mi madre. Dejé para más adelante los regalos de mis cuñados. Me sorprendió lo barato que era todo. Muchas de las cosas estaban hechas a mano, de manera artesanal. Sin embargo no quise comprar demasiado. Cené y me fui al hotel.
