El Castillo de Osaka es el edificio más visitado de la ciudad. Por sus salas pasan cada año miles de turistas venidos de todo el mundo. Y yo quise ir a verlo. Así que salí pronto del hostal y fui caminando hasta allí. Tenía unos 45 minutos de caminata, eso con mucho calor y humedad.
En el camino no vi nada que mereciera la pena, solo grandes avenidas y pequeñas calles perpendiculares. Y muchas tiendas de consumo tipo 7-Eleven, FamilyMart y Lawson. Llegué a los alrededores del Castillo de Osaka para ver los jardines. Había un amplio foso lleno de agua rodeando la fortificación.
Entré por la Puerta Otemon y me dirigí al acceso sur. Todo eso es gratuito. Incluso la entrada al parque del castillo. Podemos movernos por allí sin tener que pagar nada. Pero para entrar en la fortaleza sí hay que pagar. Y me resultó curioso algo. No se podía pagar con tarjeta. Yo no había cambiado dinero porque iba a estar apenas día y medio en Japón.
Castillo de Osaka
Fui a sacar dinero a un cajero cercano. Solo me daba 10.000 yenes (casi 100 euros). No quería ni necesitaba tanto dinero para el poco tiempo que iba a estar. Así que tomé la decisión de no entrar. No sé lo que me perdí pero tengo la sana intención de volver a Japón.
Me dediqué a ver los jardines y parques que había en la zona. Muchos y muy variados. Además, venían bien para huir un poco del sofocante sol. Estaba sudando mucho, como cuando estuve en Tokio en 2005. Salí por el este, luego fui al norte y volví al oeste del recinto. Había dado la vuelta completa y estaba medio muerto.
Decidí parar la caminata y beber algo. Por suerte no es un país caro para eso.
