De Puerto Princesa a Legazpi tenía que tomar dos aviones. El primero me llevaría a Manila y el segundo a Legazpi. El primer vuelo salía a las 10 de la mañana. El dueño del hotel era el encargado de llevarme a la terminal. Llegué con tiempo de sobra para obtener mi tarjeta de embarque. Había pasado dos semanas en Palawan, un lugar increíble.
Todo fue bien en el primer vuelo. Llegué a la terminal 4 del aeropuerto de Manila a tiempo. El problema es que tenía que coger una lanzadera para ir a la terminal 3. Resulta que pagué 200 pesos por un servicio que en teoría era gratuito. Allí nadie sabía nada, pero qué iba a hacer yo. Tenía que coger otro vuelo y cambiar antes de terminal.
Iba bien de tiempo, y encima hubo un pequeño retraso en mi vuelo a Legazpi. Tuve que esperar pacientemente en la terminal. Con media hora de retraso salí en dirección a mi nuevo destino en Filipinas. Lo más increíble fue, antes de aterrizar, ver el volcán Mayon. Era realmente bonito, y estaba echando humo, un espectáculo muy bonito.
Aterricé sin percances, aunque estaba lloviendo. No mucho, pero estaba siendo una constante en mi viaje por Filipinas. Encontré a mi amiga Karen en su oficina, para mi tranquilidad. Desde allí cogimos un tuk tuk y fuimos al Ninong’s Hotel.
Caminamos hasta Peñaranda Park y cenamos en Yellow Cab. Más tarde me dejó en un centro de masajes, donde pagué 400 pesos por un masaje sueco. Ella se fue a dormir a su casa y yo a mi hotel, estaba casi muerto.
Empleé casi todo mi día en llegar de Puerto Princesa a Legazpi. Pero ya estaba todo en orden después de otro día de aviones y aeropuertos. Solo quedaba descansar y dormir.
