El Observatorio de Arecibo es famoso por ser el radiotelescopio más grande del mundo. Y es una visita altamente recomendable para los amantes de las ciencias, de la arquitectura, de la ingeniería y del cine (Contact y 007). Yo me declaro amante de esos cuatro mundos aunque apenas sepa algo del último y menos aún de los tres primeros.
La mejor forma de llegar es en coche. Se tarda un poco más de una hora desde San Juan. Hay autopista durante buena parte del camino, aunque los últimos 20 minutos se hacen por carretera regular o mala. Conviene llegar a buena hora para evitar colas y aparcar dentro, que las plazas son limitadas.
El precio de la entrada para un adulto son 12 dólares. Conviene ver toda la información que dan en su página web. La visita incluye la entrada a un pequeño museo interactivo, con un vídeo de unos 20 minutos de duración sobre la construcción del radiotelescopio. Luego, se puede ver desde un pequeño mirador. Eso es lo mejor de la visita con diferencia. Yo me quedé fascinado, tal y como lo había imaginado o mucho mejor.
Podemos pasar allí el tiempo que queramos para hacer fotos y vídeos. Hay también un puesto donde venden comida y bebida, por si se nos abre el estómago.
Existe un tour vip que cuesta algo más y donde se hace una visita más detallada de las instalaciones. Hay que preguntar en taquilla al comprar la entrada.
Antes de abandonar el Observatorio de Arecibo se puede pasar por la tienda y comprar algún recuerdo. Venden muchas cosas relacionadas con el lugar y con la NASA.
Si alguien tiene problemas de movilidad, un vehículo del Observatorio puede subir las rampas que hay hasta llegar a la entrada al museo y muelle de observación.
