El Golden Gate Bridge es la construcción más famosa de San Francisco. Un icono de la ingeniería que se ha convertido en atracción turística. Y allí me fui en el tercer día de visitas, pero usando un autobús. El fresco de ese día ya pudo conmigo. Pero pensar en la distancia entre el hostal y el puente, más aún. Paré justo antes del peaje, y allí mismo empecé a tomar fotos.
Desde el Golden Gate Post Card Viewpoint se obtienen grandes instantáneas. Y desde ahí se comienza la ruta a pie sobre el puente. Es un carril lateral que comparten bicis y peatones. Mal asunto, al igual que ocurriera en el el Puente de Brooklyn. Con cuidado fui avanzando, tomando fotos, disfrutando de las vistas. Nuevamente hice una videollamada a mi madre para que disfrutara de lo mismo que yo. Alcatraz al fondo, San Francisco detrás de mí, la bahía, el océano.
Crucé el puente y llegué al Golden Gate Bridge View Vista Point. Desde allí las vistas son igualmente espectaculares. Además, las nubes comenzaron a atravesar la estructura. Se creó un efecto verdaderamente mágico, casi hipnótico. Y quería verlo aún más de cerca. Así que decidí emprender el camino de vuelta.
Por el mismo carril que fui, volví. Empecé a grabar pequeños fragmentos de vídeos para crear un gran vídeo final. Y llegué al centro de visitantes del Golden Gate. Para volver no quería otra cosa que un autobús. Resultaba que el billete que me había servido para la idea tenía 90 minutos de validez. Eso quería decir que el autobús de vuelta me iba a salir gratis. Porque aún no habían pasado esos 90 minutos.
Me acerqué a la parada y cogí el primer autobús que llevaba al Civic Center. Había sido una mañana muy productiva para mí.
