Pearl Harbor fue, desde mi punto de vista, lo mejor que vi en Honolulu. Entiendo que haya gente a la que no le importe nada lo que allí pasó. Y posiblemente le interese menos ver el museo o las embarcaciones que hay. Pero a mí me apetecía demasiado ir. Así que el 31 de julio cogí el autobús y me fui para allá.
A las 8:30 estaba como un clavo en la entrada, a pesar de que ya llevaba un rato abierto. Dejé mi mochila en la consigna (5 dólares) y me fui a comprar las entradas. Había varias opciones, entre ellas un paquete completo, pero me decidí por visitar dos sitios. El museo era gratuito, pero entre en el USS Bowfin y en el USS Missouri. La opción que dejé fuera era la del Pearl Harbor Aviation Museum.
Además, como llegué pronto, tuve entrada gratis para ver (de lejos) el USS Arizona. Y eso fue lo segundo que hice. Primero fui a ver el submarino USS Bowfin, de la Segunda Guerra Mundial. Lo pude ver por dentro y me encantó, la primera vez que entraba en uno. Luego entré en el museo, y más tarde fui a la embarcación que llega hasta el USS Arizona.
Primero pusieron una película de 15 minutos de duración explicando el ataque a Pearl Harbor. Luego hicimos el recorrido en barco, también durante 15 minutos.
Más tarde cogí una lanzadera que llevaba al USS Missouri, en una isla cercana. Lo visité de cabo a rabo, durante 30 minutos más o menos. Luego cogí el mismo autobús y volví al centro de visitantes. Recogí mi mochila. Desde allí cogí un autobús que me dejó en el aeropuerto de Honolulu.
Mi aventura americana tocaba a su fin. Cruzaba a Asia, llegaba nuevamente a Japón, a Osaka.
