Visita del Midtown Manhattan en una desapacible tarde de julio. No suena atractivo, ¿verdad? Pero las cosas como son, Nueva York no es una ciudad más. No vale quedarse en el hotel si llueve. Es cierto que no estaba diluviando pero sí caía agua con cierta intensidad. Ello no me impidió ir desde la tercera avenida hasta la 11. Sí, atravesando el centro de la Gran Manzana por sus calles 40 y pico.
Me mojé mucho, y de hecho pensé que ese iba a ser un buen día para resfriarme. Pero no, la verdad es que todo salió muy bien. Avancé entre atascos de coches, caos en las aceras por la cantidad de gente. Pero seguí avanzando porque tenía un objetivo en mente. Y es que los amantes de la arquitectura somos así de cabezotas. ¿Por qué quería ir yo hasta Hudson Yards?
Se trata de uno de los mayores desarrollos urbanísticos de Nueva York de las últimas décadas. Varios rascacielos y zonas comunes para disfrute de los habitantes y visitantes de la ciudad. Un gran reclamo para alguien como yo. Y allí llegué, a un lugar que evidentemente colmó mis expectativas. Eso sí, aún estaba sin terminar pero merecía la pena dar un paseo por la zona.
Quería haber subido a The Vessel, la atracción turística más famosa de Hudson Yards, pero justo estaba cerrada. Imagino que a causa de la lluvia del día, o quizás del viento; o tal vez ambas cosas al mismo tiempo. Sin embargo, la visita del Midtown Manhattan no terminaba ahí. Tan solo había llegado al extremo más occidental del lugar.
¿Qué podía ver después en una tarde tan desapacible? Puse nuevamente en marcha la aplicación de Google Maps y elegí una nueva ruta para pasar por el corazón de Nueva York: Times Square.
