De Singapur a Siem Reap había unas dos horas en avión. Salí el 11 de septiembre, todo iba según lo planificado. Llegué al aeropuerto de Singapur con tiempo de sobra. Fui en autobús desde una parada cercana a mi hostal. El trayecto duró casi una hora.
Una vez en la terminal 2, desde la que salía mi vuelo, me dirigí a un punto especial. Se trataba de Jewel, un edificio que alberga un centro comercial pero que tiene algo mejor dentro. Era el HSBC Rain Vortex, lo que se ve en la foto. Una cascada en el interior del edificio. Y el tren que comunicaba las terminales pasando al lado. Todo muy futurista. Yo solo pensaba en el momento en el que aparecería un dinosaurio.
Me di una vuelta por allí y luego me dirigí a la zona de embarque. Mi vuelo salía finalmente con puntualidad. Volaba con Silk Air, filial de Singapore Airlines. Llegaría al aeropuerto de Siem Reap por la tarde.
Todo fue muy bien. Tardé pues media hora en pasar la inmigración de Camboya. Y eso que llevaba el visado electrónico que exigían. Salí con la esperanza de ver a mi chófer con el cartel con mi nombre. Allí no había nadie para mí. Tuve que llamar al Green Amazon Residence Siem Reap. Así, a la media hora tenía mi tuk tuk allí.
De Singapur a Siem Reap y de ahí al hotel. Me esperaba un plan tranquilo para los próximos dos días y medio. Estaba en un hotel de 4 estrellas bastante nuevo. Situado a las afueras de la ciudad, apenas había ruido cerca. Además, tenía con una piscina muy buena. Y había poca gente, así que todo era perfecto.
El día 14 tenía la excursión a Angkor Wat. Me apetecía mucho ver todos los templos.
